Avui descansem de bolets… per poc temps!

Al final deixareu de llegir-me per pesada. Ja ho entenc, ja, però és clar, ja sabeu que quan és la temporada d’algún producte, aquest ens surt per les orelles, i no el llençarem. Doncs  la millor manera de no fartar-se’n ens preparant-ho de formes diverses. Jo us animo des d’aquí a que compartiu amb mí maneres de preparar els productes de tardor. Jo us els publico!

Avui, com toca cosa sana i equilibrada us porto dos receptes -amb foto!- que a més de senzilletes us encantaran.

Rincón de la dieta sanadarvaden

Vamos a empezar con un entrante, o un segundo para cenar, bien ligerito, ahora que los días todavía no son fríos y nos apetecen cosas poco calientes.

Revoltillo de huevo con tomate

Ingredientes:
- 4 tomates maduros triturados, o un bote de tomate triturado de 250 g.
- 3 o 4 huevos
- Un pelín de aceite, sal y azúcar.

Preparación:

Freímos el tomate con el poquito de aceite, un pellizco de sal y una cucharadita de las de café de azúcar. Cuando el tomate ya esté listo, vamos añadiendo uno por uno los huevos, sin batir. Es decir, echamos uno y removemos  hasta que quede bien mezclado, y vamos por el siguiente, y así con todos, hasta que nos quede un revuelto como en el de la foto. Rectificamos de sal y servimos con tostaditas. Fácil ¿eh? bueno como todo lo que os cuento.

Carne de membrillo

Qué bueno está el membrillo! qué nada de colesterol tiene! y qué de recetas prepararemos con el membrillo!. Bueno aquí en la foto ya veis que lo he servido con queso. Una tostadita acompañando y un sorbito de vino, ale! apañado!

Ingredientes:

- Membrillos

- Azúcar, sí, pero cuánta? La misma cantidad en peso que de membrillos. Yo le pongo un poquito menos (80%) porque tanto azúcar….

- Una cazuela (por poner algo más)

Preparación:

Lavamos los membrillos y los ponemos a cocer hasta que con un pincho de madera los notemos blandos.

Sacamos  del agua y dejamos enfriar porque queman una cosa bárbara. Peor que las patatas hervidas!.

Pelamos, troceamos, quitamos el hueso y metemos en la cazuela con el azúcar. Encendemos el fuego, claro y, ala, que empiece eso a cocer y a deshacerse. Cuando ya tiene una textura que, con una cuchara de palo separamos el mejunje del fondo de la cazuela y le cuesta volver a su sitio, es momento de apagar el fuego y verter la carne de membrillo en un molde. Lo metemos en la nevera, y al día siguiente podemos disfrutar de nuestra carne de membrillo.